viernes, 8 de febrero de 2013

Conquistando el café

Todo comienzo tiene una larga historia y el café no iba a ser menos.

Existe una leyenda, conocida por musulmanes y cristianos, que cuenta que en una ocasión el Profeta estaba enfermo y el ángel Gabriel le devolvió la salud y la fuerza viril, ofreciéndole una bebida negra como la gran Piedra Negra que hay en La Meca.

Como esta leyenda corren otras muchas que subrayan la importancia que se le ha atribuido al café a lo largo de nuestra historia.

Lo que sí sabemos es que se empezó a tomar en Abisina ya que crecía silvestremente el tipo que conocemos hoy como Arábica.

De Etiopía pasó a Arabia y a la India, probablemente a través de peregrinos musulmanes que compartían rutas comerciales en su viaje a La Meca.

No obstante, los grandes difundidores del café fueron los holandeses que explotaban grandes plantaciones en las colonias de Ceilán e Indonesia.

Importaron el cafeto y lo aclimataron en los jardines botánicos de Ámsterdam, Paris y Londres.
Desde ese momento pasó a la Guayana holandesa, al Brasil, a Centroamérica y a otros muchos países. 

De aquellos barros estos lodos y así tras tres siglos se ha convertido en una de las bebidas más universales del mundo, elogiada por personajes tan relevantes como Bach, Balzac, Beethoven, Goldoni, Napoleón, Rossini, Voltaire.

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